La Casa de las Torrijas

DESDE 1842

Situada en pleno centro de la ciudad, en la muy transitada calle de la Paz, seguro que a la hoy conocida como Casa de las Torrijas no le faltaba clientela ya que tenía una profunda raigambre en el barrio: se sabe que allí se servían vinos desde el lejano 1842. Fue fundada en 1907 por Luis Montón, manchego afincado en la capital, con el nombre de “El Anciano Rey” y posteriormente “El As de los Vinos”. Sus torrijas 3 (rebanadas de pan empapadas en vino o leche, rebozadas en huevo, fritas en aceite y espolvoreadas con azúcar y canela) se servían en el local a modo de tapa, acompañando a la bebida.

Tras el fallecimiento de Luis Montón en 1943, sería su viuda, Daniela Millán, quien continuaría con el negocio familiar. A finales de los años setenta, Rufino Sánchez, un trabajador de la casa, se convierte en propietario del negocio, y con él cambia la denominación del local a “La Casa de las Torrijas”. Rufino se mantendría al frente nada menos que hasta 2016. Desde entonces los nuevos dueños son los responsables de que el establecimiento, además de incluir una completa carta de comida tradicional (guisos, croquetas, tortillas, ensaladas, etc.), haya modernizado algo tan clásico como las torrijas. Las ofrecen de todo tipo y muy originales, muchas de ellas aromatizadas con bebidas alcohólicas, quizá como homenaje a la larga trayectoria del establecimiento como taberna: el cliente puede encontrarlas con tequila, Baileys, licor de café colombiano, crema de orujo o bourbon. Para los menos aventureros quedan las más inocentes: las hay con chocolate amargo, con dulce de leche, con guayaba, con mango, con cítricos, con miel. También se pueden disfrutar, cómo no, las típicas torrijas de vino o de leche, elaboradas con la misma receta con la que se fabricaban hace más de un siglo